lunes, 7 de diciembre de 2009

Quizas...

No son las tareas domesticas las que emvejecen antes de tiempo a las mujeres.
Es la busqueda del hombre de tus sueños, que sólo conoce un final.
El compromiso.

Ningun hombre es perfecto, nos decimos.
No encontrare a nadie más que a él, pensamos.
Sabe colocar lamparas, y eso nos contenta.
Algun día me tratará como me merezco, esperamos.

Y de pronto comprendemos que en el fondo,
él no es más complicado que nosotras.
Nos damos cuenta que no tenemos que cambiarlo.
Porque quizás nosotras mismas no somos mejores.

2 comentarios: