Gatos Nocturnos

Y mirandole en silencio, le pedia a gritos que se diera cuenta de que Nana estaba allí...

Todos estamos solos.

No hay nadie que valla a estar ahí para siempre.

Por eso pensar que alguien nos pertenece es una estupidez.

Yo no quería que fueras sólo para mí. Tan sólo quería ser alguien necesario en tu vida.

Y por mucho que me duela seguiré diciendo tu nombre una y otra vez hasta que me respondas.

Cuando miras de verdad a alguien a los ojos puedes verte reflejada en ellos. Pero si desvias la mirada estás perdida.

Y yo... no quero perder.

El hilo rojo del destino, entre tu dedo y el mio, ya ha dejado de verse.
Aunque no queden promesas, no sueltes esa mano que te sujeta.



-Shin, si un hombre y una mujer se unen por una atracción sexual entonces, no lo entiendo, ¿en que lugar queda el amor?
-Lo siento, yo tampoco lo entiendo.

Creo que la proxima vez deberia salir con un hombre más frío. Alguien que no hiciera todo lo posible por cumplir cada uno de mis caprichos, pero que sin embargo despues de discutir, volviera con una flor y unas palabras de amor para arreglerlo todo.
Si alguien así.

Para Nana:

Perdona por haber sido tan egoista, aunque creo que esta vez ya no vas a poder perdonarme. Aun así, queria decirte que nunca olvidaré este medio año que hemos vivido juntas. Cuando pienso que tal vez no volveré a verte, la tristeza puede más que yo.

No sé que debería hacer ahora, por eso te pido que debuteis cuanto antes para que salgais mucho por la tele y así pueda verte cantar ¿vale? Por mucho que pueda querer a alguien, para mi no habrá otro heroe, solamente tú. Porque para mi no hay nadie más especial que tú, nunca lo ha habido y nunca lo habrá.

Nana

-No entiendo porque estás tan triste, esto no es una carta de despedida, es una carta de amor.

Lo último que recuerdo es el vaso de fresa cayendo al suelo. Aquellos vasos fue lo primero que compramos juntas, porque había que tenerlos a juego. Me pregunto si conseguí cogerlos antes de que se rompieran en mil pedazos.

Sabes Nana, para poder aceptarte habría necesitado una mayor capacidad de comprensión y la que yo tenía entonces era tan pequeña como aquellos vasos baratos. Y además antes de ver como todo se alejaba de mi poco a poco, prefería el dolor de ver como estallaban de golpe en mil pedazos.

Era demasiado debil, no fue culpa tuya.